19 junio 2006

Prueba Yamaha FZ1 Fazer

Era una de las grandes "esperadas" de la temporada. Precedida por el éxito de la menor de su famila, la Fazer 600, la nueva FZ1 Fazer ha levantado todo tipo de expectativas.


Desde el mes de Marzo se esperaba su llegada a España, y yo sabía que mi tío tenía una encargada desde mucho antes, así que iba a tener la suerte de "echarle la pierna" por encima.
En fotos, pruebas y reportajes previos en revistas especializadas la cosa pintaba muy bien.
Una moto bonita, con aspecto moderno, poderoso motor y el respaldo de una parte ciclo casi a la altura de la moto más deportiva de la "marca de los diapasones", la R1.

Después de varios intentos, he tenido la oportunidad de saber que pasa con este "bichito" este pasado fin de semana.
Salí para el norte de España, en visita turístico-familiar, ataviado con todo tipo de material lúdico. Con un maletero lleno de tablas, aletas y trajes de baño. Pero por supuesto, todo ello complementado con unas botas, unos guantes, un casco y un mono de cuero, especialmente preparados para la ocasión.

Llegué el viernes, pero unas típicas tormentas primaverales estropearon la "puesta de largo" de la Fazer. En cualquier caso esos nubarrones no hicieron más que acrecentar mi interés por la moto.
De todas formas no pude evitar la tentación de subirme en ella por primera vez, y arrancarla...

Mooooooock!!!!!!
Primera decepción....
Qué curioso resulta que las cosas no estén en su sutio. Te subes sobre una moto, relativamente bajita, con la que llegas casi perfectamente al suelo con los dos pies. Después te encuentras con un manillar anclado a unas larguísimas torretas, sobre las que no descansan tus muñecas. Básicamente puede decirse que no cargas ni una gota de peso sobre el manillar. Cosa que me alucina, ya que estamos hablando de una "moto" de corte turístico-deportivo.


Después giro la llave de contacto y aparece un ruido muy feo. La rampa de inyección suena como si estuviese gripando. Un sonido estridente y muy alto. Después del susto aprieto el botón de arranque y suavemente sale a relucir el bramido de "la bestia".
Como "buena yamaha", suena netamente metálico y nunca redondo. Cierto ruido mecánico es claramente apreciable e incluso denota cierta tendencia a vibrar, cosa que se ve reflejada en los retrovisores.

Tras la primera impresión apago la moto y me bajo. Pienso para mis adentros "ufff, otra yamahada", pero espero que mañana estas impresiones cambien.

Al día sigiuente los nubarrones habían desaparecido y el sol brillaba en lo alto. Tras levantarme, una rápida ducha y un buen desayuno. Un reposito esperando que el solete secase las carreteras después de las tormentas de anoche y manos a la obra. Siempre primero la espaldera, después el mono, las botas y la paciencia con las cremalleras. Cojo las llaves y bajo al garaje. Allí me espera limpita y reluciente, jejejeje.
Ahora sí, es el momento.

Repito la operación del día anterior y todo "como siempre". Dejo que el motor tome temperatura y me dispongo a engranar la 1ª marcha. Segunda sorpresa, la maneta de embrague queda bastante lejos, su tacto es bueno, pero carece de regulación, con lo cual ya me doy cuenta que voy a tener que "pensar" cada vez que quiera cambiar...
Salgo del garaje y tengo que sortear mi coche para alcanzar la calle al final del jardín. Uy vá!!!!!
Si al poner los pies en el suelo casi me los corto con los reposapiés!!!! Tras el susto, el desequilibrio y el escorzo para no caerme antes de salir a la calle, consigo solventar la situación.
Despacito alcanzo la calle, y ya, por fin me dispongo a averiguar que se esconde tras la nueva FZ1.

Arranco y los primeros metros voy acomodándome a la postura y a los mandos. A pesar de ser una moto, me gusta siempre tener todo localizado. Freno con el de alante, freno con el de atrás, entro en la primera curva y acelero la primera recta. Todo al paracer correcto.
Tras la primera impresión me doy cuenta que estoy en una moto "muy rara", no acierto a entender sobre que voy. Tengo los pies altos, pero los estribos muy adelantados, mis piernas y mi "entrepierna" apenas alcanzan a abrazar el depósito que queda un poco bajo. Mis manos están bajas, pero no cargo peso sobre el manillar.

Resluta que la tendencia moderna es a acercar la distancia entre el asiento y el manillar, cosa que ya henos visto en otros modelos (mi Speed Triple, p.ej.), pero creo que Yamaha se ha pasado con la nueva Fazer. Después de unos 100km me dí cuenta que parecía que estaba sobre un Scooter, llevaba las piernas altas, el cuerpo totalmente erguido y los brazos bajitos, con el culo alto. Vamos que estaba más fuera de la moto que sobre ella. En mi opinión esta tendencia es exagerada, ya que se da una cierta tendencia a que la moto te escupa en cuanto la carrtera está bacheada. Es muy desagradable estar tratando de meter la moto en una curva, pillar un bache y encima tener que preocuparte de recolocarte completamente en la moto, ya que has perdido la posición.

Los primeros metros, y "a rueda fría" me dispongo a subir el Puerto de Jaizkibel. Despacito y con precaución, ya que además Yamaha nos obsequia de serie unos magníficos Dunlop Sportmax D221, que son una claro ejemplo de como aplicar la industria maderera en el mundo de las dos ruedas, recorro un bellísimo paraje a ritmo de paseo. Puedo darme cuenta en los primeros metros que es una moto con un tacto un poco arisco en el mando del acelerador, haciendo un poco desagradable la transición entre abrir y cerrar gas.
A mitad de puerto empiezo a hilar curvas sobre mal asfalto y las suaves suspensiones se lo tragan todo bastante bien. Una vez corono me dispongo a bajar por la otra cara, un descenso más abierto y con mejor asfalto.
Poco a poco voy exprimiendo motor y frenos, tratando de calentar esas "maderitas" que llevo por ruedas.



El motor como buen cuatro cilindros, estira y estira. Se muestra muy remolón en la parte baja y hasta 4.500 vueltas no da ninguna sensación, al revés es una moto muy sosa y dócil.
Después la cosa cambia y surge un bramido endiablado que me aconseja que me ande con cuidado que no está el horno para bollos.

Llego a la zona de las lentas, y me pongo a apurar frenadas, para ver como vamos de frenos. Me sorpende que empiezo a llegar tarde a casi todas las curvas y me pregunto si soy un tío "mu malo". Insisto en el tema y tras varios intentos me doy cuenta que la que no llega es la moto. Tras un primer momento que parece que frena, para después dar una tendencia a alargar la frenada más de lo normal.
Ya a sabiendas del tema, trato de ir un poco más allá y me encuentro con la desagradable sorpresa que la magnífica horquilla invertida anodizada en amarillo y con multitud de reglajes, tiene una jodida tendencia a flexar. Apurando y entrando con el freno muy apretado, el morrito de la niña tiende a ceder. Muy mal por su parte, mala, mala....

Un elemento que sobresale por su belleza es el chato y recortado escape que discurre por la parte baja del lado derecho. Un precioso silencioso que emite un ronco sonido además de ser un signo distintivo de este modelo. Pero nos encontramos con un pequeño problemita de diseño, y éste viene motivado por que al circular con las puntas sobre los reposapiés, al tumbar a derechas, apoyas el tacón de la bota sobre el escape. Sí, sí como lees... Parece que estás apoyando el pies sobre el reposapiés trasero, y te da la impresión que vas sobre una plataforma.

Después de "hacerme" Jaizkibel, tomé dirección a Pamplona por una carretera llena de curvas y camiones. Adelantamientos fuertes y curvas ciegas. Espacio suficiente para comprobar que la transición entre abrir y cerrar gas, es bastante incómoda y te obliga a evitar dejar de darle al acelerador. Estirar marchas entre curvas es una delicia y toda "la caballería" desborda los sentidos, siempre estando atento al acelerador. El tacto del "mango" es tosco, y no te da información precisa de lo que pasa con la rueda trasera. No hay una buena conexión entre acelerador y rueda trasera.

Llego a Vera de Bidasoa y tomo una carreterita de montaña con dirección a Sara, ya en Francia. A ritmo suave voy recorriendo kilómetros y ahodando en todo lo anteriormente expuesto. Quiero sacarle algo bueno, e intento sacar lo mejor de mí para ver si la Fazer responde

Pero no conseguimos entendernos, así que aprovecho para admirar los hermosos paisajes y pueblecitos del sur de Francia. Una vez en Sara, conecto con la carretera hacia San Juan de Luz y ya de camino a casa.

Por la carretera de la Cornisa, aprovecho un tramo de buen asfalto y poco tráfico para tirarle de las orejas a esta mil, y estiro todo lo que puedo la 2ª, y me encuentro con cierta tendencia a levantar el morro. Después la 3ª, me catapulta hacia delate tratando de arrancar el asfalto, y me encuentro un bachecito en medio de la trayectoria, que con estas suspensiones "blanditas", queda bien absorbido, pero me da un buen trallazo a la dirección. Con la 4ª engranada encuentro el final de la carretera y una curvita muy cerrada, uy, uy ,uy..... a echar el ancla. Al final dejo todo en su sitio y trazo suave y precisamente el ángulo.

Uno de mis grandes defectos es que tengo cierta tendencia a usar el freno de atrás, pero gracias a esta moto creo que podría aprender a no usarlo. Después de mucho pisar una palanquita que sobresalía a lado del reposapiés derecho, nunca supe para qué servía. Así que al final desistí en utilizarla más....

Bueno, para no enredar más, salí un poco disgustado de esta prueba. Esperaba más de esta moto, y estoy convencido que no será tan superventas como está previsto.

Sin más, decir que ésta es mi opinión y es plenamente subjetiva.

15 junio 2006

Hola a todos, nos ponemos en marcha!

Bueno, pues esto va dedicado a la gente con la que no puedo tener un contacto directo.

Por ellos y por los que se quieran asomar, trataré que esto sea lo más ameno y directo posible.

No tengo ni idea de cómo me las arreglaré ni que formato, ni qué contenidos iré metiendo, pero imagino que todo irá fluyendo sobre la marcha.