Este fue uno de esos planes que no se puede rechazar.
Desde antes de navidades llevaba comentando con Carlos la jugada de hacer algo trepando y luego saltar.
Sonaron varios sitios antes, el Urriellu, Ordesa...
Pero al final fue Riglos.
Desde antes de navidades llevaba comentando con Carlos la jugada de hacer algo trepando y luego saltar.
Sonaron varios sitios antes, el Urriellu, Ordesa...
Pero al final fue Riglos.
Además lo que en un primer momento iba a ser un plan de Carlos, se convirtió en un dueto, junto con Leo Houlding. Ante esa situación no se podía decir que no.
Chini se pilló unos días para echarme una mano, y empalmamos finde en Albarracín, para luego poner rumbo a Riglos.
Allí ya estaban Carlos y compañía, ya habían probado las vías, y ya habían hecho algún que otro salto.
El lunes fue día de descanso y de preparación, para realizar el reto al día siguiente.
Nosotros aprovechamos para trepar un poco y concer la zona. Nada del otro mundo, pero sí tomar contacto con los bolos rigleros.
Y lo cierto es que mola. Hay que pillarle el rollo, me pareció una escalada muy física, pero a la vez relativamente sencilla.
Si el lunes hizo un día espléndido, el martes se torció la cosa, y amaneció con una densa niebla y bastante fresco. La idea era salir pronto para que diese tiempo a subir la Visera primero, saltar, y ascenser el Pisón después para volver a saltar.
Pero la cosa se retrasó algo más de dos horas, y si había que estar a pié de vía sonre las 11 de la mañana, no salieron como hasta la una o una y media.
Yo me metí el pateo infecto hasta la cumbre de la Visera, para descolgarme y tener un buen ángulo para las fotos. Al llegar arriba, no se veía absolutamente nada de la parte inferior de la pared...
En fín, había que lucharlo.
Sobre las 12.30 la cosa empezó a mejorar y decidieron realizar todo el evento.
Chini abajo, me cubrió las espaldas y yo desde arriba no daba abasto con la velocidad que trepaban.
Nunca había visto algo similar...
Hubo un momento que llegúe a pensar que no me iba a dar tiempo a cambiar de objetivo, y que iba perder algo.
Flipante.
Poco a poco fueron ascendiendo a velocidad de vértigo, sin parar un segundo, a ritmo...
En esos momentos te das cuenta de lo sencillo que es todo. Ver trepar a gente así, te abre la mente.
Lo que para un escalador normal sería un reto personal, para ellos era un paseo. Y evidentemente piensas, y te das cuenta, lo poco relevantes que pueden llegar tus metas personales.
"Tío eres un matao"...
Así que la conclusión es bien clara: DISFRUTA de lo que haces. Déjate de pajas mentales de grados, y vías, que si 7a´s, que si fisuras, que si tapias...
Todo es tan sencillo en su concepto...
No hay dudas, simplemente se escala.
En fin, que llegaron arriba como una locomotora, se quitaron lo de escalada, se pusieron los paracas y...
Para abajo...
Tan sencillo otra vez.
Me hubiese gustado hacer todo tipo de artificios allí arriba con la cámara y los flashes, pero no hubo oportunidad, esto se hacía una vez y listo.
Después ya, poco más. Volvió a echarse la niebla, y aunque aguanté como un jabalí en lo alto de la Visera para ver si hacía las tomas del salto del Pisón, ya no abrió más.
Volví sobre las 6 y media de la tarde con medio trabajo hecho, y un poco cabreado.
Abajo Chini se portó y me salvó el culo como una campeona, tirando unas fotos de infarto.
;-)
Fotos por Chini y Manu
Tuve una segunda oportunidad...
Esta vez ya sólo, me subí con Carlos y Leo hasta la repisa de la Carnavalada y les pude hacer fotos de la segunda trepada.
Al final toda una experiencia inolvidable.
;-)
