Todo empezó hace más de un año. Por estas fechas viajé a EE.UU, con el fin de conocer la escalada de fisura del Oeste. Pero por ese viaje me perdí todo un Otoño de olas. Así que para este año tenía decidido sacarme la espinita.
Después de un buen verano en Coruña, donde había conseguido echarme prácticamente todos los días, estaba en una muy buena forma. También había probado la tabla "mágica" del Enano, y me había dado cuenta que mis días de "bugero" estaban llegando a su fin.
A principios de Septiembre comenzó la temporada con un viaje a Zarauz. Jaime y yo. Pero la cosa no tuvo mucho éxito. El primer día ná de ná, y para el día siguiente daban un mareton de la leche. Así que decidimos ir de Pintxos por El Viejo. Yo le comentaba a Jaime entre pintxo y pintxo, que podía estar a cerves toda la noche, que no me subía nada de nada...
Seis de la mañana completamente tajaos y sin prácticamente saber como llegamos al hotel. Por bocazas.
Pero bueno, hicimos los deberes, quedó fichada una tabla para el próximo viaje.
Ah! y nos dió tiempo para hacer el mongo una vez más, y hacer nuestros primeros pinitos como voyeurs de playa, jajajaja. Se lo merecía, no se puede estar tan buena!
Después hubo un segundo viaje a Zarauz, con Jaime también, y allí ya sí se consumó mi bautismo surfero. Pero otra vez el mar no dió mucho chance. El primer día poco, pero suficiente para estrenar la tablita!!
Me meto tó contento al agua, jejeje, que guay. Pero no había mucha leche. Rompía barrote y con poco fondo. Pero bueno, yo todo ingenuo intento pillar una ola y... Alegría, derrepente me doy cuenta que el "tremendo barrote cabrón" me levanta la panza y me hace clavar el pico. Juas, juas, ví como partía la tabla en la primera ola y encima me patría la crisma yo también. Hice una maniobra de "escape" y conseguí no romperme la crisma. Pensé que había partido la tabla, así que cuando me levanté lo primero que hice fue mirarla, pero... no. Por suerte estaba perrrrfecta!
Después vino la fiesta de Patricia y el Puente del Pilar. Para Galicia!! Esta vez Rías Bajas, donde no había surfeado nunca. Me dió tiempo a descubrir la Playa de la Lanzada, para un surf de calidad, sin olas grandes, pero sí muy ordenado y formado.Pude "hacerme" a la nueva tabla y empezar a aprender. Mucho sol, calor y buenas olas. No se puede pedir más. Bueno sí, risas y risas hasta partirnos por la mitad!!
Más tarde vendría una escapadita por tierras asturianas, donde tuve una de las mejores tardes que recuerdo. Sábado tarde, cielo completamente encapotado, mar plato, viento offshore y series de dos metracos limmmmmpios, limmmpios. A ratos llovía y la impresión que te dejaba en la retina cada vez que dejabas pasar una ola y mirabas al horizonte como surfeaba la gente, es imborrable. Solo se puede vivir, es imposible de explicar.
Había quedado con Anina y su novio, Alex. Nos echamos al agua y la muy... de ella nada más llegar al pico va y pilla tremendo olón que se recorrió toda la playa con él. No daba crédito. Vamos la ola de su vida, bueno, de SUBIDONNN!!
Alex y yo hicimos lo que pudimos, yo algo más, jejejeje. Para recordar como una de las mejores tardes de siempre, olas grandes y fáciles. No hay precio.
Posteriormente en el puente de la Almudena, creo, quedé con Guillermo para ir a Galicia, pero esta vez a terreno conocido, Costa de la Muerte. La predicción no era muy allá, pero eran muchos días, así que...
Buen tiempo y olitas suficientes para rematar la faena de ir aprendiendo. Entre Razo y Cayón nos estuvimos peleando dos o tres días. También nos dió tiempo a descubrir un paraíso culinario y un hotelito superbonito en el Concello de Malpica:
http://www.asgarzas.com/
Sitio muy recomendable.
El último día quedamos con unos amigos de Guillermo, "locales" de allí y como el mar dió un cambio brusco, tuvimos que buscar algún Spot alternativo ya que el tema estaba peliagudo.
Posteriormente hubo otra escapada a las vascongadas, y otra vez maretón. Así es el otoño. Pero de nuevo, mientras el resto de España andaba empapada, nosotros con 21 grados y solete. Así da gusto.
Surfeamos en la francesa playa de Hendaya, ya que las alternativas eran aterradoras. El plan nos ofreció barrotillos por la mañana, y buenas olas por la tarde, con solete y buen rollito. Después a cenar un sapito y como un jeque árabe.
Para cumplir con la tradición, faltaba un último viaje. El viaje al Sur. Cádiz espraba y en el puente de diciembre nos fuimos para allá. Tremenda previsión en toda España, lo que hacía este destino lo más recomendable. Koke, Delphine, Guillermo e Inma, y yo. Alquilamos un Chalecito con accceso directo a la playa de El Palmar, y cinco días de sol y mar.
Llegamos de viaje y nos fuimos directos a la playa "secreta" del Puerto de Santamaría. Lo cierto es que es una coña que nos traemos, porque es una playa donde no se suele surfear, pero cuando entra fuerte, allí por su orientación, tiende a ordenar. El agua estaba buena, pero muy, muy sucia. Debía haber algún deshecho de algún barco o algo así, no sé gasoil o algo, porque la tabla escurría como su puta madre. No había forma de ponerse de pié, era como una enorme pastilla de jabón que se escapaba de entre las manos.
Al día siguiente estuvimos ya en El Palmar y la cosa no andaba muy allá. Olitas un poco barroteras, pero bueno nos echamos. Y al día siguiente andaba la cosa un poco rota, así que después de investigar, decidimos probar con la playa de Los Caños de Meca y... menudo descubrimiento!!!!!!
Aluciné, menudo playón bonito. Situada a la verita del Faro del Cabo de Trafalgar, nos ofrece un inmenso arenal con fondo rocoso. Muy incómodo para entrar y salir, pero una gozada de olas. Cierto es que no empujaban mucho, pero formaban muy bonitas y tendidas y de vez en cuando entraba algo interesante. Estuvimos allí todo el día.
Al final del día hubo risas y olas muy curiosas, yo me pillé la ola más larga de mi vida. Una izquierdas tendidita, por la que subí bajé a placer hasta llegar a la orilla. Risas. Justo al final la ola rompía en la orilla y gracias a Dios que me dí cuenta antes de acabar esnafrao contra el suelo, de roca por supuesto. Justo antes de matarme pude darme cuenta y salté por detrás de la ola, para pegar un grito de alegría y risa. No podía contener la emoción por la surfeada. Imagino que visto desde fuera sería semi-patético, pero para mí fue la ossssss!!!!!!!!
Misión imposible fué posteriormente salir con los pies intactos. Puñetera roca, que te impedía salir andando y al final acabas arrastrándote cual borrachuzo entre callejuelas. Apoyado en la tabla y zarandeado por las olas, luchabas por salir sin tropezarte, pero, ja. Unas buenas heriditas en los pies de recuerdo.
El resto de los días situación silimar, en definitiva, un buen viaje y ya nos habíamos plantado a mediados de Diciembre. El horizonte surfero a partir de ahora, se ve más incierto con las Navidades, pero en Enero espero volver.