Sentado al lado de la reu, con el sol en sobre mi cara, el corazón bombeando y los pulmones expulsando toda la rabia acumulada en cada exhalación.
Nadie me veía pero, unido por un cordón umbilical, abajo, Juanjo compartía conmigo “mi momento”, él también era partícipe y los dos lo sabíamos.
Me aseguré a la reu.
Miré al frente...
Todo a mis pies, y después me asomé.
Una sonrisa, cómplice y sincera.
Lo había hecho.
Hoy todo sigue igual.
El sol sale por Oriente y se pone por Occidente, pero…
Yo estuve ahí.
Y eso ya nadie me lo puede robar.
Mi relación con la Llambría comienza más menos sobre el 2002 y desde entonces la identifiqué como mi más que probable puerta al 8º. De la mano de Palan y Talo la probé, y pareciéndome muy dura y lejos de mis posibilidades en aquel entonces, interiormente sabía que podría hacerla.
Después de mi "parón", en 2005 tras hacer Jartum volví a probarla, y ya sí que le ví más colorcillo. Al tiempo también probé la Jozua-Etienne, y la dejé matizada para encadenar, pero...
Me humilló.
Tuve que abandonar con el rabo entre las piernas y los nervios destrozados.
Así, que otro verano sin tocar la roca y vuelta a empezar en 2006.
Aquel año la cosa estuvo muy divertida, trepábamos muchas tardes y se hicieron míticos los pegues de las 5 de la tarde.
Llamada de Palan o de Talo y, a las 3 en Cantoco. Subíamos flechados ellos probaban sus proyectos y yo le daba algún peguecillo a la Llambría.
El caso, es que en poco tiempo ví que la hacía.
Mi sistema era sencillo, montaba la vía hasta la salida de lo duro y luego la probaba desde abajo.
Una tarde para calentar le dí un pegue, y sin darme cuenta me salió y me planté después de lo duro, sin las cintas puestas y sin haber probado la parte de arriba.
Sabía que no era difícil, pero también sabía que más de uno había caído en la parte de arriba.
Muy atacado, me dispuse a empezar a "pisar" y olvidarme de la presión. Poco a poco fuí subiendo hasta llegar a la ultima chapa.
En mi cabeza rondaba un idea.
Me había parecido "demasiado" fácil.
Y en ese momentó dudé si la merecía...
Soy un puto idiota, lo sé, pero no me pareció el momento oportuno para hacer 8º. Consideré que no me la merecía.
Menudo pensamiento más absurdo...
Total, que patiné un par de veces, me puse nervioso, y me resultó imposible chapar la última...
Posteriormente, me dí cuenta de mi "mongolez más absoluta" y más aún después de ver que con la vía hecha, me caí arriba.
No faltaron intentos, creo que unos doscientosmilmillonesdetrillones, pero siempre patinaba. Sesiones de multipegues para caer siempre en el paso.
Se convirtió en mi "bestia negra".
Hasta que cansado, decidí dejarla para otro momento.
Este Otoño, comencé a trepar antes, a hacer metros con la única obsesión de encadenarla.
No quería ni tocarla hasta que no considerase que era el momento.
Fuí haciendo metros y sentando las bases.
Ya en diciembre, me acerqué con Jose una mañana a "recordarla". Y el caso es que fue una mañana muy productiva. Le 3 o 4 pegues y me dí cuenta que la hacía.
Estaba absolutamente seguro. Sólo necesitaba otro día de frío.
Pero, por casualidades, ese día no llegaba, un diciembre tropical y el sol torrando.
Así que mi estrategia pasaba por el madrugón.
Pero...
A quién coño engañaba?
Tantee a Palan... y no.
Tantee, a Chini y como que no.
Joder, esto se ponía pino.
Ya porfín hablé con Juanjo y me dijo que sí, que el 26 de diciembre madrugábamos y me aseguraba para que la "encalomase".
24 por la noche y me llama Juanjo, oye, que el 26 dan lluvia, vamos mañana??
Ostras...
Pues, eh...
Venga!! Madrugamos, atacamos, te invito a desayunar y a casa a comer con la familia.
Dicho y hecho.
Nos plantamos prontito, Juanjete se curró el montarla y me la dejó perita para que sólo me preocupase de "ejecutar".
:-)
Un pegue de calentamiento, me maticé lo de arriba para no fallar y listo.
Me puse los gatos, me encordé, cerré los ojos, expulsé toda la tensión...
Miré a Juanjo y le dije: "por vosotros".
Comencé a trepar, suave, sin prisa, sintiendo cada canto.
Pisaba de cine y todo iba guay.
Primer tramito, sale bien.
Reposo.
Respiro, me pongo magnesio y allí ya no tenía nada más que hacer, nadie me esperaba.
Me subo al tren y ataco a la sección dura.
Primer paso, aguanto...
Busco mi regletita, mi lateral, piso la media lunita.
Hop, me remonto, y encholo el monodedo.
Respiro profundamente porque sé que está.
Pero no me detengo más.
Pies, pies, regle y salgo.
Ahora sí, joder...
Ahora sí!
Empieza la locomotora, mi corazón se dispara y mi mente solo tiene que pensar en una cosa.
NO pares!!
Inspiro y expiro tan profundo como puedo, dejo mi mente en blanco y visualizo la secuencia de la placa.
Ok.
Salgo, y un pié detrás de otro. Es tan sencillo como eso. No es más.
Me digo a mí mismo una y otra vez.
NO pares!
Remonto, hago la trave y me planto en la chorrera negra, justo donde caí el año pasado.
Chapo la última y busco colocarme en el embudo.
Subo un pié, subo otro...
La cosa resbala un poquillo...
Y en mi cabeza:
NO pares!!
Piso el bueno, me remonto y FUERA!!!!!!!!!!
JODER!!!!!!!!!
Pegué un grito tan intenso, que me vació por dentro.
Sé que volví a gritar, pero toda la tensión acumulada ya había salido.
Llegué a la reu y me dí cuenta que estaba ahí.