El Pequeño Tesoro

Hacía mucho tiempo que no paseaba por la Silla de Felipe II.
Después de haber vivido más de 20 años en el Escorial, y de haber disfrutado de éstos parajes durante innumerables ocasiones, éste finde he vuelto para hacer un poco de bloque.

Lo cierto es que no he podido más que alucinar con el espectáculo otoñal que allí me encontré, no recordaba algo así.
Pasar tanto tiempo entre edificos de ladrillo no es nada bueno. Y el sábado me encotraba como un niño con zapatos nuevos.
Mi retina no daba a basto, con tal variedad de matices, de tonos y de colores.
Menudo tesoro....



En cuanto al trepe, pues poco se podía esperar.
La Silla es dura, en todos los sentidos.
Pero al día siguiente nos fuimos para Cuenca, donde sí empecé a ver la luz. Después de unas primeras incursiones bastante desmotivantes, el domingo, fuí capaz de empezar a menearme.
Además tengo un fichaje para encadenar...
;-)